Por lo que a la vuelta masiva de clientela se refiere, también la tecnología hace acto de presencia y contribuye a ese deseo compartido de “que todo vuelva a ser como antes”: acciones de marketing digital en redes sociales (promociones en Facebook), aplicaciones capaces de guiar a nuestros compradores hasta la misma puerta del establecimiento (Google My Business), o envíos masivos de emails con noticias, ofertas o promociones de nuestros artículos (desde Mailchimp, por ejemplo).

Pero, realmente, ¿todo es como antes? Me temo que no, aunque ello no necesariamente signifique que sea peor. Es posible que el consumidor sea el elemento que más ha cambiado en la ecuación durante este tiempo: es más exigente, lo consulta todo por Internet antes de lanzare a comprar, quiere vivir una experiencia única con cada adquisición y, por si fuera poco, nos evalúa inmediatamente después y comparte su opinión ¡con el mundo entero! En estos casos, también la tecnología puede jugar a nuestro favor: un CRM que registre todos los contactos que establecemos con él (Dolibarr te permite hacerlo gratuitamente), un chatbot que conteste automáticamente a las dudas más frecuentes que le surjan (por ejemplo, WhatsApp Business con sus respuestas automatizadas) o unos medios que faciliten el pago de sus compras de la manera que les resulte más cómoda (Bizum para comercios).

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