El villanovense Pedro Colino Gallardo, odontólogo, es el único español de los 44 profesionales estomatólogos, pertenecientes a once países, que ha participado como voluntario en un proyecto solidario desarrollado este verano en la India. En concreto, ha participado en el Proyecto Amchi, que se ha llevado a cabo en tres pequeñas poblaciones, Leh, Panamik y Tangtse. En estos pequeños poblados, los monjes budistas, los Amchis, son los que se preocupan por la salud bucodental de los niños.
Pedro viene de una familia de profesionales de la odontología y tras realizar sus estudios en Salamanca y Santiago de Compostela, abrió su clínica en Villanueva de la Serena hace aproximadamente un año. Durante su etapa de formación en Salamanca, creó junto a otros compañeros una asociación, la Asociación Europea de Estudiantes de Odontología que es la que desarrolla este programa solidario. Una asociación que lleva a cabo programas de prevención bucodental, intercambio de estudiantes, así como otros proyectos de voluntariado y también la organización de dos congresos anuales con la Asociación Europea de Dentistas.
En concreto, con el proyecto en el que ha participado Colino lo que se busca es la educación en higiene bucodental con el fin de que puedan ayudar a los niños a los que ha estado tratando Pedro Colino junto a sus colegas de otros países.
Durante su estancia en la India, Colino estuvo los primeros días junto al resto de los profesionales participantes en el proyecto, y después permaneció dos semanas en una zona, próxima a Pakistán. Ahí el trabajo se centró con la población diana: los niños, con los que trabajaban a diario, y los domingos los destinaban a los adultos.
Justo cuando le hicimos esta entrevista, él aún no conocía que iba a recibir un premio. Del 18 al 24 de noviembre viajó a Cancún, Méjico, para participar en una reunión de la Asociación Internacional de Ortodoncia (IAO) en la que ha recibido el premio de joven ortodoncista con mejor proyección de futuro. Sólo se conceden tres en Europa.
P: ¿Cómo surge la idea de viajar a la India y embarcarte en este proyecto solidario?
R: La idea surgió a través de la Asociación, de la que formo parte puesto que fui uno de sus fundadores. Un amigo irlandés fue el que me animó a participar. La verdad es que no me lo pensé y como el proyecto coincidía con mis vacaciones, sin pensarlo dije que sí. Entregué toda la documentación necesaria y me marché 21 días.
P: Aunque parece sencillo, no debe ser fácil que te elijan, teniendo en cuenta que has sido el único español seleccionado. ¿Cómo ha sido el proceso?
R: en principio tuve que presentar mi currículum, además de una carta de recomendación de un profesor de la universidad, escrita en inglés. También tenía que presentar una declaración de intenciones sobre lo que puedes aportar al proyecto, qué tienes, cómo puedes ayudar, etc. Después, había unas entrevistas y te aceptaban o no. Después de valorar todo esto, me seleccionaron pero no me hicieron la entrevista, ya que había estado con ellos en Belgrado y Lyon, ya me conocían personalmente. No tuve que hacer la entrevista personal, puesto que yo soy representante español de la Asociación y nos conocíamos todos.
P: ¿Qué sentiste cuando te dijeron que irías a la India para participar en el proyecto?
R: Para mí es un orgullo el que me hayan elegido, ya que había personas que al igual que yo, podían participar perfectamente en este proyecto. Me hizo pensar que tanto yo como el resto de mis colegas que han participado en este proyecto, somos personas que teníamos que dar las gracias por estar allí. Este proyecto de voluntariado no es como otros, que tú tienes que afrontar parte de los gastos del mismo. No, es un programa en el que te pagan todo, dispones tus días de descanso, tienes una jornada laboral. Han mirado mucho por nosotros durante nuestra estancia allí.
P: ¿Cómo fue la llegada y qué tipo de trabajo has realizado en el proyecto?
R: En principio todos estuvimos los cinco primeros días juntos, en un colegio en Leh. Después, se hicieron dos grupos y el mío fue a la zona que se encuentra próxima a la frontera con Pakistán.
Respecto al trabajo que hemos hecho, la población diana eran los niños, con los que trabajábamos a diario, aunque también los domingos podíamos atender a los adultos. Los niños allí tienen muchos problemas dentales. Hay poca higiene en general. En principio y viendo el mal estado en el que se encontraban las bocas de los niños, lo que más hemos hecho durante este tiempo han sido extracciones, obturaciones y periodoncias. La verdad es que no se cepillan nada los dientes, y hay muchos problemas dentales.
P: Ante esta situación, ¿habrá mucha diferencia con respecto a cómo se ve desde aquí. En qué ha consistido tu labor fundamentalmente?
R: La verdad es que sí, el cepillo de dientes no lo conocían bien, el hilo dental para nada. Con una higiene ausente, la verdad es que la boca en general la tienen bastante mal. Una vez allí, y viendo la situación, nuestro trabajo se centró en salvar las piezas que estaban mejor, las que estaban muy mal y que sabíamos que las iban a perder, no tratamos de salvarlas.
Además de los tratamientos que hemos hecho con el fin de poder preservar las piezas que no estaban tan mal, también hemos tratado de sensibilizar, ya que una parte principal del proyecto era enseñar a los niños, padres y monjes budistas las técnicas de cepillado, cuántas veces cepillar, cantidad de pasta, y cómo cepillarse. En definitiva, hemos tratado de hacerles ver la importancia que la higiene bucal tiene para evitar los problemas que tienen en la actualidad.
Esta sensibilización es más que necesaria, ya que la India es un país con altísima población pero que al mismo tiempo tiene un bajísimo índice de profesionales. Por eso, durante nuestra estancia allí hemos tratado de enseñar al máximo de personas que puedan tener una buena higiene dental para evitar los problemas.
P: ¿Qué te ha motivado para involucrarte en este proyecto?
R: La verdad es que siempre me ha gustado en participar en diferentes proyectos, desde que estaba estudiando. De hecho, la propia Asociación fue uno de estos proyectos. Me permitió, junto a mis compañeros, trabajar en Salamanca en un proyecto para ancianos. Sin duda, lo que más valoras y aprecias es la gratitud que te da que una persona cuando sabe que tu trabajo es voluntario y que con él estás contribuyendo a mejorar su vida. Esto hay que valorarlo, porque en una sociedad en la que parece que prácticamente todo lo mueve el dinero, te das cuenta que no siempre es así.
P: ¿Qué te ha aportado tanto profesional como personalmente la experiencia vivida?
R: Desde el punto de vista profesional, he aprendido mucho. Aquí todo es más fácil, siempre trabajo con mi higienista, sin duda me facilita todo el trabajo que realizo en la clínica. Allí, cuando llegamos había 500 o 600 personas para que trabajáramos con ellas. En ese momento decidimos trabajar solos, lo más rápido posible y con el material e instrumental que teníamos a nuestra disposición, con muchas carencias. En unas condiciones muy diferentes a las que aquí tenemos, con unos métodos muy antiguos, y de lo que se trataba era de trabajar con lo que había y con lo que podíamos.En lo personal mucho, y sobre todo saber que gracias a tu trabajo hay personas que mejoran su calidad de vida, su salud. Eso es realmente gratificante, máxime cuando ayudas en lo que tú realmente sabes hacer. Creo que cada uno ha de ayudar, desde el punto de vista de sacar mayor partido a esa colaboración, desde su formación.
P: ¿Volverías a participar en otro proyecto de este tipo?
R: No me extrañaría verme en otro proyecto de este tipo. No obstante, es una situación que llegado el momento tendría que valorar, ya que se desarrolla en el tiempo que dispongo de vacaciones, el tiempo que tengo para desconectar del trabajo. A pesar de ello, es una experiencia muy buena pero al mismo tiempo es agotadora, pero puede que sí, que vuelva.
P: Cuando supieron que ibas a participar en este proyecto, ¿qué te dijeron tu familia y amigos?
R: Desde el principio, porque saben que me gusta involucrarme en actividades de este tipo, me animaron y me dijeron que era lo mejor que podía hacer, que es una experiencia inolvidable. Y lo es. Es, sin duda, es una experiencia que la vives en primera persona y que te enseña muchas cosas, valoras algunos aspectos que de otra forma ni se te ocurriría pensar en ellos.
P: Una vivencia de este tipo, supone un impacto emocional al tiempo que te hace pensar en la suerte que tenemos. ¿Ha sido así para ti?
R: Sí. En la suerte que tenemos pensaba cada día allí. Lo hice desde el primer momento, ya que estábamos en una zona con mucha altitud, lo que hizo que tuviéramos que estar con medicación diaria, con problemas de salud por el mal de altura. Pero además, por todo lo que vives día a día, por lo que ves y porque cuando no tienes lo que realmente necesitas, es cuando valoras lo que a veces forma parte de nuestra vida cotidiana y no le damos importancia. Aprendes a valorar lo que en tu vida diaria, de otra forma, ni siquiera te paras a pensar en ello.
Desde luego, es muy diferente el estado bucodental de los niños de aquí con respecto a los de allí. En la India, directamente no hay hábito de cuidar la salud. Pensaba que aquí teníamos un nivel bajo en cuanto a la higiene bucodental, ya que se dan casos de niños con 6 años y que tienen dos o tres caries, allí prácticamente el cien por cien de la dentadura de los niños de esa edad está mal, te hace pensar que no estamos tan mal.
P: Después de lo vivido. ¿Es una experiencia recomendable?
R: Desde luego. Es absolutamente recomendable, tanto profesional como y personalmente. La experiencia ha sido muy positiva, la gente con la que he convivido durante ese tiempo es encantadora, personas que dejan su trabajo para ayudar a los demás, gente que merece la pena conocer.
Es una experiencia inolvidable y recomendable, ya que conoces otras culturas, otras personas y la realidad del lugar en el que estás. De hecho, después de terminar nuestro trabajo en el proyecto, un grupo de cinco amigos nos quedamos en la capital, conociéndola, además de viajar a otros puntos del país. Sin duda, sorprende la pobreza que hay y la suciedad. Al mismo tiempo que te sorprende su actitud, ellos están contentos y felices, a pesar de las carencias que puedan tener.